SALINAS UNA PARROQUIA DE GENTE AMABLE.
Santa Catalina de Salinas, se encuentra ubicada en la sierra norte del Ecuador, es una parroquia Rural perteneciente al Cantón San Miguel de Ibarra de la Provincia de Imbabura, ubicada a 25 km al norte de la capital provincial.
La parroquia de Salinas presenta un clima cálido, el mismo que se encuentra desde la zona más baja hasta la más alta; posee una pluviosidad máxima de 650 mm, su temperatura promedio anual máxima es de 33ºC y una mínima de 12ºC. El centro poblado presenta un clima cálido seco.
La población aproximada en la actualidad (2019) es de 1.935 habitantes, con un promedio de cuatro hijos por familia. Los ingresos económicos provienen de las actividades agrícolas, prestación de mano de obra en las haciendas, cultivo e industrialización de la caña de azúcar, quehaceres domésticos, servicio público, comercio, turismo, entre otros. (Gonzaga L, Maldonado A, Luna M) (2019).
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Datos Relevantes
LEYENDA DE LA VIRGEN DE LAS LAJAS
En un día de gracia y a su vez sorpresivo, por el sonar de las campanas que lo hizo el Sr. Víctor Herrera Morales, síndico de la Iglesia; el pueblo queriendo conocer cuál era el bullicio de las campanas, llegamos con mucha curiosidad a la Iglesia y en voces altas gritaron: ¿qué pasa?, ¿qué sucede?; contestó el Sr. Víctor que había traído del Santuario de las Lajas del vecino país de Víctor Herrera, vengan y observen lo que DIOS nos ha donado, ¡UNA VIRGENCITA!, la misma que ha nacido en la piedra que donó como limosna la Sra. Zoila Salgado.
Toda la multitud de la gente, al quedarse impresionada de la aparición de la Santísima Virgen, solicitaron celebrar una misa y que en la misma sea bendecida, en ese momento se le comunicó al reverendo Padre Luis Clavijo, el mismo que tenía su residencia en Tumbabiro, pero al oír esta novedad religiosa llamó al Sacristán y le pidió un caballo para ir a la parroquia de Salinas y bajó en seguida; esto ocurrió un día sábado, cuando el padre celebró la misa y la bendición de la piedra en la que apareció la Santísima Virgen; en ese momento estuvo presente también el Padre Vicente Silva y de esta manera verificaron la aparición de la Virgen de las Lajas. A partir de ese año se posesionó como sacerdote de la parroquia de Santa Catalina de Salinas, el Padre Vicente Silva.
El Reverendo Padre en la hora del Evangelio, felicitó al pueblo y recomendó que la imagen sea guardada en algún nicho, después de escuchar estas palabras, tomó la palabra la señora Benigna Salazar y dijo: Yo doy el nicho para que la imagen sea guardada; pero no duró muchos meses cuando el pueblo otra vez se alarmó al enterarse de que la imagen había roto el nicho, porque había crecido más; al observar que la imagen seguía creciendo se la colocó sobre la pared.
Nuevamente al observar que la imagen había crecido y estrechado en su lugar, un grupo de personas tomaron la decisión de organizarse como priostes de la Santísima Virgen de Las Lajas, para realizar las fiestas en su honor cada año. Luego deciden construir un Altar para nuestra Madre Santísima, este altar lo construyó el Sr. Ezequiel Rivadeneira en la parroquia de San Antonio de Ibarra.
Gonzaga L, et (2019)
Nuestra Historia
Fray Juan Nepomuceno de Suárez en un informe al comendador del convento de la Merced de Quito, fechado el 15 de septiembre de 1598 le comenta que: “en el antiguo camino del inca que saliendo de Carangue toma la ruta hacia Mira, pero pasa por el pueblo de las Salinas que es un lugar casi desolado por el paisaje agreste pero habitado por indios naturales que sobre todo en los meses de verano extraen el preciado mineral de la sal.
Las noticias que hemos logrado recoger sobre este producto señalan que para la cultura andina este era vital. Aunque la recolección la hacían hombres y mujeres, eran estas últimas las que más aportaban, ya que en la visión indígena la tierra es considerada madre (pacha mama), al igual que las mujeres, por lo tanto eran ellas, quien mayoritariamente debían realizar esta actividad, considerando que, para la producción de sal en este pueblo se utiliza como materia prima su propia tierra.
La sal era cambiada por oro, ají y algodón. En algunos lugares la sal era considerada una moneda y con ella se podía realizar varias transacciones comerciales. De igual forma, en período colonial, la sal de Salinas era un producto de exportación hacia Nueva Granada y Perú, pero este mineral, debido a su baja elaboración y pureza, esta sal era utilizada con fines medicinales para emplearla en emplastos y aliviar golpes y dolores musculares.
SALINAS COMO PARROQUIA ECLESIÁSTICA
Territorialmente, el pueblo de Salinas se ubica en las inmediaciones de la hacienda San Clemente que era una de las más grandes de la región, razón por la cual los moradores y las autoridades tenían una estrecha vinculación entre sí.
Esta hacienda fue propiedad de los padres Agustinos hasta el año de 1847, quienes la administraron en forma directa en algunas ocasiones; en otras, empleando la modalidad de arrendamiento. En este año la venden a Manuel Freile y Chiriboga, que a su vez la transfiere a los hermanos Carlos y Ricardo Serrano para que exploten el lugar. Debido a problemas internos venden la propiedad a los padres Mercedarios en el año de 1886. Estos religiosos deciden solicitar al obispo de Ibarra, Mons. Pedro Rafael González Calixto se cree la parroquia eclesiástica de Salinas bajo la advocación de “Santa Catalina Virgen y Mártir” hecho ocurrido el 20 de junio de 1886. No sabemos a ciencia cierta si esa designación fue registrada en la curia de Ibarra, por cuanto no hay evidencias; sin embargo, en los libros parroquiales se la conoce como parroquia Santa Catalina de Salinas. La referida bienaventurada fue y es la patrona del convento de la Merced de Ibarra, siendo una de las religiosas Mercedarias de mayor devoción en el siglo XIX. No se debe confundir con el nombre de Santa Catalina de Siena, propia de la Orden Dominicana.Gonzaga L, et (2019)